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Zacatecas.— “La moneda está en el aire, porque atravesamos un momento de transición climática y el pronóstico para este año se ha vuelto más incierto; sigue jugando un papel determinante el calentamiento global (…) probablemente no continúe la sequía, pero si llegan las lluvias serán torrenciales. Cualquier fenómeno extremo dejaría catástrofes naturales, el problema es que los gobiernos siguen sin implementar ningún plan emergente ni en la agricultura, ni en la ganadería, ni en las áreas urbanas”, advierte Manuel Macías Patiño, investigador universitario especializado en desarrollo sustentable.
Por lo pronto, el sector ganadero de Zacatecas sigue sorteando los estragos de la fuerte sequía de los últimos dos años: “Los gobiernos nos dejaron solos y sin apoyos. Tuvimos que clarear el ganado, al reducir nuestros hatos hasta en 50%; además, tuvimos que malbaratar los animales para evitar que se nos murieran de sed”, asegura Manuel Gándara, presidente de la Asociación Ganadera Local de Valparaíso.
Ganadería en foco rojo
Manuel Gándara considera que la zona ganadera del municipio de Valparaíso está en “foco rojo”, pues la sequía siniestra las cosechas —en cuyas parcelas se siembra el alimento para el ganado—, además de que la situación más grave la siguen sorteando a diario, pues al quedar secos los abrevaderos deben trasladar pipas o tinacos de agua hasta los predios donde pastorea su ganado.
En entrevista con EL UNIVERSAL destaca que la asociación que representa tiene un padrón de más de 3 mil 500 ganaderos activos, y diariamente recibe solicitudes de sus agremiados que solicitan el servicio de pipas porque hay muchas comunidades a las que el año pasado no les llovió nada y no se dan abasto para cubrir la demanda.
Dice que en diversas ocasiones ha tratado de gestionar ese apoyo en las dependencias del gobierno estatal, pero no obtienen respuesta.
“De nada ha servido que vaya a pedir ayuda, siempre es un lloradero, que no tienen dinero; al menos para nosotros los ganaderos no destinan ni un peso, ni para atender esta contingencia (…). Yo sólo veo que sí destinan dinero para construir un segundo piso en la ciudad, mientras acá, en el campo, nos tienen en el olvido y nosotros debemos arreglárnosla solos”, dice el líder ganadero.
Señala que la ganadería en Valparaíso es muy importante porque 80% de los ingresos provienen de esta actividad; el otro ingreso son las remesas que envían los paisanos desde Estados Unidos, quienes son el soporte en las crisis del campo.
Manifiesta que ha visto que no hay voluntad de las autoridades en apoyarlos, ni en lo económico, en las campañas de garrapaticidas, ni con las vacunas contra el derriengue. “Desde hace más de cinco meses que hemos pedido apoyo para las cargas de baño, no son muy caras y sí son muy necesarias en estas temporadas de sequía, es cuando más se propaga la garrapata (…), no nos dan ni para inyecciones del derriengue, que cuestan siete pesos”, lamenta.
Asegura que nunca les han dado gratis esos apoyos, sino un subsidio al 50%, pero en los últimos años todos los beneficios se eliminaron, tanto del gobierno estatal como del municipal.
El líder ganadero señala que están viviendo literalmente “el tiempo de vacas flacas”, desde hace tiempo, pues ya el año pasado se desplomaron los precios, de 30 a 17 pesos el kilo de ganado en pie, pero no tuvieron otra opción más que malbaratar sus reses.
“Nos vimos en la necesidad de clarear el ganado; es decir, hay que vender unas vacas para salvar a las otras. Si no se hace así, es condenar a todas a morir de hambre, sobre todo de sed, es forzoso llevarles agua para que puedan sobrevivir en las épocas de sequía”, explica.
El año pasado llovió en algunas zonas; pero en su caso, eso también le dejó pérdidas, porque en sus predios cayó una tormenta eléctrica que le mató seis vacas.
“Al caer las lluvias, las vacas se fueron a refugiar a un árbol, pero para mala suerte, justo ahí cayó un rayo y me las mató”, lamenta.
“Esos son los riesgos cuando dependemos del campo y del temporal. Ahora, sólo nos queda encomendarnos a Dios”, concluye Manuel Gándara.
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Entre El Niño y La Niña
Mientras los ganaderos y los agricultores se encomiendan a Dios para pedirle que este año les mande un buen temporal, los investigadores —basados en la ciencia— advierten que este año México está en una fase neutra o de transición, ya que el fenómeno climático de La Niña ha desaparecido y podría dar paso a la entrada de El Niño, según los informes del Centro de Predicción Climática de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos).
Para el investigador Manuel Macías Patiño, estar aún “sin la presencia activa de El Niño ni de La Niña es una etapa de transición que genera más incertidumbre”, porque las proyecciones internacionales señalan que la etapa neutra podría durar hasta el otoño.
Señala que es muy importante esperar a que pase la primera quincena de mayo para ver si ocurren las primeras lluvias, y si se da inicio a la transición del fenómeno de El Niño.
En la fase neutra no hay certeza en las condiciones climatológicas y podrían presentarse precipitaciones irregulares, temperaturas localmente extremas; por ende, el investigador advierte que “pueden llegar lluvias, pero con más agua y en poquito tiempo, lo que ocasionaría muchísimos problemas y generaría la erosión de los suelos”.
Lamenta que pese a estos reportes internacionales, el gobierno estatal sigue sin ningún plan emergente para mitigar los efectos del cambio climático en Zacatecas relacionado con los recursos hídricos, porque no hubo tampoco en la sequía, ni ahora si llegan lluvias torrenciales.
En su opinión, las autoridades deben tener un equipo que esté analizando este comportamiento y desde principios de año debió aplicarse algún programa de rehabilitación de pequeños cuerpos de agua con la preparación de más bordos, así como la limpieza y desazolve, por si llegan las lluvias para retener el agua y evitar las inundaciones.
Efectos de una sequía de dos años
En el reporte del Monitor de Sequía en México de la Comisión Nacional del Agua, hasta el 30 de abril se reportaba que 24 municipios —de los 58 de Zacatecas— entraron a la categoría de sequía moderada y tres están en la fase de sequía severa —Francisco R. Murguía, Mazapil y Melchor Ocampo.
El año pasado, 25 municipios registraron algún grado de sequía; pero en 2023, todos los municipios reportaron sequía, principalmente 11 estuvieron en categoría extrema.
En 2022 Zacatecas tenía un inventario aproximado de un millón de cabezas de ganado, pero se estima que en este tiempo se redujo casi a la mitad.
De acuerdo con el reporte diario de las 12 grandes presas monitoreadas por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el promedio de almacenamiento en la entidad se ubica en 37.5%.
Las presas que reportan los niveles más bajos son Santa Rosa y Leobardo Reynoso, en el municipio de Fresnillo, que están al 16% y 17% de su capacidad; seguidas de la presa López Velarde, en Jerez, con 24%. El Chique y Miguel Alemán, en los municipios de Tabasco y Tepechitlán, respectivamente, registran 36%.
Ante esto, se pidió al gobierno estatal información sobre los estragos de la sequía, así como sus planes emergentes, pero no hubo respuesta.
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