En México, 13% de los menores de 5 años presenta retraso en el crecimiento y 7% tiene sobrepeso, cifra que no ha mejorado desde 2012. Además, solo el 14% de los bebés de 0 a 5 meses recibe lactancia materna exclusiva y 18% de menores de 2 años no consume frutas ni verduras diariamente, de acuerdo con el Child Nutrition Report 2025.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) advirtió que el entorno alimentario moderno ha saturado a las familias con productos altos en azúcar, sal y grasas —en su mayoría dirigidos a los niños— que se presentan como “saludables” o “divertidos”.
“Ya no hablamos solo de escasez de alimentos, sino de entornos donde lo disponible y accesible son productos ultraprocesados que desplazan frutas, verduras y proteínas,” señaló Unicef en su reporte: “No es solo una cuestión de decisiones individuales; es un entorno alimentario tóxico que empuja a las familias hacia opciones baratas, adictivas y dañinas”, señaló.
A pesar de que el Gobierno federal ha implementado medidas para reducir esta problemática, algunas de ellas fueron precipitadas y sin contemplar opciones viables para las familias en México, considerando el costo e información al alcance, consideró Josefa Gallego, especialista en Nutrición Infantil.
Ejemplo de ello fue la prohibición de alimentos ultraprocesados y comida chatarra en escuelas, una normativa que no tomó en cuenta informar y educar a los padres de familia, pues muchos desconocen con qué opciones nutritivas pueden reemplazar dichos alimentos.
“No hay información a la mano. Fue simplemente una ley que dio paso a la prohibición, pero no se informó, no se educó a las familias de ‘esto debería llevar una lonchera saludable, equilibrada, lo que debería ser el desayuno de los niños, lo que deben comer para estar concentrados, para poder nutrirse, para poder rendir’. Es una muy buena política, pero hay que trabajarla un poquito más. Se debe educar desde la casa que es el núcleo y al personal de las escuelas”, dijo.
En entrevista con este medio, señaló que la obesidad infantil es una condición en la que un niño acumula mayor porcentaje de grasa corporal de la que el organismo necesita a su edad. Dicha acumulación puede traer diferentes problemas y afectar los órganos, huesos, el metabolismo y las emociones.
“Muchas veces el ambiente familiar no nos ayuda porque los padres no hacen ningún tipo de actividad física, no fomentan el andar en bicicleta, el ir al parque. También es importante señalar el factor socioeconómico y muchas veces está este mito, lamentablemente, que lo saludable es caro”, dijo.
Causas de la obesidad infantil
Josefa Gallego explicó que esta condición puede ser hereditaria al transmitirse de los padres o abuelos al niño, por lo que los factores biológicos y genéticos son la causa de mayor riesgo. Por otro lado, la alimentación poco saludable, con exceso de refrescos, comida rápida y chatarra, así como con ultraprocesados y dulces es otro factor importante.
“Por lo general podemos encontrar hoy en día obesidad en niños a partir de los 5 años de edad. Cuando hablamos de obesidad infantil y sobrepeso, hablamos entre los 5 y 11 años de edad. Hoy día tenemos a niños que están la mayor cantidad del día en tabletas, videojuegos, frente a las pantallas y no hay actividad física”, lamentó.
Respecto al aumento de tiempo en pantallas de los niños y niñas en el país, la experta informó que va de la mano con la obesidad y el sedentarismo, así como con problemas del sueño al alterar la producción de melatonina, pieza clave para poder conciliar y mantener el sueño.
“Tampoco es secreto para nadie el cansancio visual y de esta manera no solo hay fatiga ocular, dolor de cabeza, sino que también se está comprobando que hay una alza en utilizar lentes con menor edad, siendo que antes los veíamos en personas adultas. Ahora muchos niños están utilizando lentes a consecuencia de justamente las pantallas”, expresó.
La coach nutricional hizo énfasis en modificar los hábitos e implementar actividades físicas, usar menos pantallas, planear el menú semanal antes de comprar, priorizar productos frescos, locales y de temporada, involucrar a los niños en la elección de frutas y verduras y optar por etiquetas claras y con pocos ingredientes.
Al momento de leer las etiquetas nutrimentales de los productos, antes de comprarlos o consumirlos, exhortó a revisar los azúcares añadidos, identificar términos como jarabe de maíz, dextrosa, fructosa o azúcar moreno. Asimismo, conocer las grasas poco saludables, evitar aceites refinados (palma, coco) o grasas hidrogenadas.
Además, pidió identificar los ingredientes artificiales, limitar colorantes y edulcorantes. Y verificar la longitud de la lista: entre más larga y técnica, más probable que sea ultraprocesado: “si el primer ingrediente es azúcar o grasa, mejor descártalo”.
Por su parte, la Unicef solicitó a los gobiernos implementar un etiquetado claro y obligatorio en alimentos ultraprocesados; prohibir publicidad dirigida a menores de edad; regulación fiscal (impuestos) a productos con alto contenido de azúcares añadidos y políticas de promoción de alimentos frescos y mínimamente procesados.