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viernes, agosto 8, 2025

Devolverán viveza a pinturas murales del Museo Regional de los Pueblos de Morelos

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Las pinturas murales de los artistas Eduardo Solares y Salvador Tarazona, realizadas en la década de 1930 y develadas durante las labores de reestructuración del Museo Regional de los Pueblos de Morelos (Murepumo), efectuadas de 2018 a 2022, serán intervenidas por segunda ocasión para atender los daños que registraron por la onda tropical que afectó la región, en julio de 2023.

El inmueble histórico, perteneciente a la red de museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), es portador de una rica historia que se remonta al siglo XVI, con la llegada de Hernán Cortés, quien ordenó su construcción.

Tras permanecer ocultas por un plafón por, al menos, 50 años, las obras, alojadas en la Sala 8 o Sala del Congreso, en la planta alta del recinto, fueron estabilizadas y protegidas para su exhibición; sin embargo, las filtraciones a causa del citado fenómeno meteorológico provocaron la aparición de manchas de humedad, florescencia salina y disgregación de los enlucidos y de la capa pictórica.

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Para revertir estas problemáticas, los tres murales son atendidos desde el 4 de agosto pasado y hasta el 31 de octubre de 2025, por los restauradores independientes Denise Charua Ayala y Federico Cambieri, bajo la supervisión de la restauradora y coordinadora de la sección de Conservación y Restauración del Centro INAH Morelos, Estíbaliz Guzmán Solano.

El director del Murepumo, Rodolfo Candelas Castañeda, destacó que la sala en cuestión permanecerá abierta para su visita. “Por primera vez, en la historia del museo, las y los asistentes podrán apreciar el trabajo de restauración de las obras, proceso que no suele mostrarse.

“Se colocarán cédulas informativas en cada etapa de las labores para conocimiento del público”, explicó al referir que ello visibilizará la importancia de la conservación del patrimonio cultural.

La restauradora Estíbaliz Guzmán consideró que tales pinturas contribuyen al entendimiento de los usos políticos y sociales del inmueble a lo largo de su vida. “En sus muros hay evidencia de las diferentes etapas decorativas, ligadas con sucesos históricos, solvencia económica y manifestaciones de cada grupo en el poder. Las tres escenas representan una ventana histórica al edificio, por lo que tienen gran valor documental”, sostuvo.

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Respecto a las tareas, la restauradora Denise Charua explicó que se realizará limpieza de la superficie, fijación de enlucidos, eliminación de suciedad adherida y florescencias salinas, resane de faltantes y reintegración de capa pictórica.

Puntualizó que el espacio en el que se localizan se compone de tres secciones: en la primera se ubican dos bóvedas de arista, culminadas en 1767. El segundo y tercer tramo contienen dos bóvedas de pañuelo, realizadas con concreto armado, entre finales del siglo XIX y principios del XX.

En la segunda sección se ubica una pintura mural de Salvador Tarazona, que data de 1938, la cual representa el árbol de Tamoanchan, emblema del “hogar primordial de dioses y seres humanos”. El artista acompañó dicho elemento con cuatro escenas narradas en la enciclopedia México a través de los siglos (1884), de Alfredo Chavero, y en Historia general de la Nueva España, de Fray Bernardino de Sahagún.

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En la tercera sección, anotó, se observan dos escenas pictóricas distintas, parcialmente sobrepuestas: el primero y más antiguo, data de 1932, fue realizado por el artista Eduardo Solares, de la que se observan algunos vestigios en la zona de la cúpula y en la parte superior del muro: atlantes con rostros infantiles sosteniendo un entablamento y figuras femeninas suspendidas con llamas en las manos. El autor usó una paleta simple de colores, que incluye ocres, azul, verde, encarnaciones y sombras, añadió.

Por último, la pintura que se colocó encima de la anterior muestra elementos ornamentales prehispánicos sobre un fondo verde, y fue elaborada por Salvador Tarazona, también en 1938.

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