La del miércoles será una tarde que pesará varios años en el Tribunal Electoral Federal. Y nos pesará a todos. Cerrar las puertas a la pluralidad política no le hace bien a nadie. Menos aun cuando quienes reciben el beneplácito son grupos altamente cuestionables.
México tiene que avanzar hacia una democracia en donde las voces de todos estén representadas y a partir de ahí crear consensos. De eso se trata. Esa es la naturaleza del país que aspiramos a construir. Los fallos del miércoles, pesarán porque parecen ir en la dirección opuesta.
No es buena señal que, por ejemplo, Encuentro Social Solidario, donde se detectó la participación de líderes evangélicos en sus asambleas, echando así al traste la laicidad del Estado, hoy están celebrando que aparecerán en la boleta electoral del próximo año.
Solos o en alianza, como sea, recibirán en los próximos meses su respectivo presupuesto. Tampoco es buen signo que Redes Sociales Progresistas y Fuerza Social por México, grupos abiertamente ligados a personajes públicos, hayan recibido su registro. El primero, ligado a Elba Esther Gordillo; el segundo, al senador de Morena Pedro Haces.
Y no son buenos síntomas, porque da la impresión de que los fallos no se tomaron con el mismo rasero. ¿Por qué el proyecto sobre México Libre fue el único que difundieron previo a su discusión? Hay un grado de mezquindad en celebrar que a la agrupación de Margarita Zavala y Felipe Calderón le confirmaran la resolución del INE, con la que se le negó el registro. Y la hay porque mientras de un lado está la víscera de quienes lo festejan, del otro están las manos de quienes pronto contarán dinero a manos llenas. No se trata de derecha o izquierda, porque en términos ideológicos, Encuentro Social Solidario termina siendo un grupo profundamente más conservador, más aún que el encabezado por Margarita Zavala.
Aunque, por otro lado, esto atiza, debe, atizar el fuego de los movimientos opositores que no han encontrado representación en los partidos. Rumbo a una elección intermedia en la que ya están seleccionados los nuevos nombres de las organizaciones políticas participantes, ¿cómo vamos a asegurar el debate y la discusión pública con falta de pluralidad?
Y este también es un llamado para que la oposición se deconstruya y se levante con algo más que acusaciones simplonas y discusiones estériles. El punto en común que tienen todos los partidos políticos es el país. Entonces, que sobre él y no sobren intereses particulares sea la construcción de proyectos. Lo que hemos visto hasta ahora de ese necesario contrapeso, no ha alcanzado para nada más que momentos que, como a las casas de campaña, se los lleva el viento.
¿Cómo va a trabajar la oposición a la elección del próximo año? ¿Cómo le harán para posicionar a un líder si aun con todo lo que dicen reprobar del gobierno, siguen su agenda? ¿Cuándo tendrán una propia?
Los fallos del Tribunal nos pesarán, también porque quienes tendrían que estar construyendo un proyecto opositor, están enfrascados en enfrentamientos y revanchas personales. Y para esa división, como bien apuntó Jorge Zepeda Patterson en El País, se necesitan dos, no sólo al Presidente.