En los años 80, todos los niños de San Pedro Mixtepec hablaban ditsë, una variante dialectal del zapoteco exclusiva de este municipio oaxaqueño, uno de los 570 de la entidad. Años más tarde, cuando el ahora lingüista Pafnuncio Antonio Ramos salió del pueblo para continuar sus estudios ya había algunos niños bilingües; sin embargo, por diversas situaciones, como prejuicios y la discriminación, hoy algunos grupos de infantes solo saben español.
La explicación de este fenómeno, comentaron diversos lingüistas convocados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México (EAHNM), no es la falta de interés por parte de padres o de hijos, sino el miedo que tienen las familias de enseñar a sus hijos sus lenguas maternas, a causa de la marginación de la población mestiza y de una concatenación de políticas que han deteriorado por décadas a los idiomas indígenas.
Al respecto, Pafnuncio Antonio Ramos recordó cómo durante la época de su niñez, desde el gobierno se imponían multas o incluso se castigaba con cárcel a los padres que no llevaban a sus hijos a la escuela para aprender español.
En el encuentro virtual “Reflexiones sobre mi lengua materna frente al español”, transmitido por el perfil de Facebook de la EAHNM, en el marco del Día Internacional de la Lengua Materna, el grupo de panelistas, el cual incluyó hablantes de lenguas maternas del extranjero como alemán, catalán y el tamazigh –esta última con presencia en Marruecos–, así como de lenguas originarias de México como el náhuatl, ódami (tepehuano del norte), cha’cña (chatino), ndé miizaa (apache lipán) y ditsë, compartió sus experiencias sobre los retos que han enfrentado como hablantes.
En su intervención, David de la Cruz Martínez, hablante de náhuatl y exalumno de la Universidad Autónoma de Chihuahua, y Raquel Ángel García, hablante de cha’cña y egresada de la EAHNM, señalaron la dificultad de muchos de los hablantes de lenguas indígenas para acceder a servicios básicos como la salud, al ser atendidos por personal que solo habla español, lo que ha generado la falsa noción de que los idiomas locales no tienen utilidad.
“Otro reto que muchos tenemos cuando salimos en busca de oportunidades de trabajo y educación, es que si bien hay gente a la que le resulta interesante que hables otra lengua, hay también quienes te dicen que para ser alguien debes hablar español, pensando que por ser indígenas y hablar un dialecto, no sabemos hablar en lo absoluto”, señaló Raquel Ángel García, hablante del cha’cña, de San Miguel Panixtlahuaca, Oaxaca.
Sobre el mismo tipo de discriminación, el investigador Josep Romans Fontacaba habló sobre un perjuicio similar que pesa sobre su lengua, pues si bien comentó que en Cataluña sí se dispone de gramáticas e incluso academias dedicadas al estudio del idioma regional –lo que facilita que niños y jóvenes se eduquen en catalán desde el preescolar hasta la universidad–, en muchos trámites oficiales o académicos aún se denigra a esta lengua, aduciendo que no es tan ‘útil’ frente a otras como el alemán, inglés o francés.
En este sentido, apuntó, debe dejarse atrás la idea de “las lenguas útiles”, dado que todas las hablas son portadoras de significados y brindan identidad a los grupos humanos. Asimismo, comentó que muchas personas en su nación, como su padre, retomaron nombres catalanes como Josep, luego de que la dictadura franquista les obligó a castellanizarlos durante buena parte del siglo XX.
Los investigadores concluyeron sus participaciones citando algunos esfuerzos, como los de los lingüistas hablantes de ditsë y otros idiomas originarios de México, para dotar a estos de gramáticas y mayores estudios sobre su escritura, sintaxis y otros aspectos.
Asimismo, consideraron necesario inculcar entre los hablantes de lenguas indígenas el orgullo por las mismas. “Las comunidades necesitan interesarse por su identidad y por su idioma, dado que si eso no sucede irremediablemente se perderán”, concluyó el exalumno de la EAHNM, Alexander de León, hablante de ndé miizaa, idioma que se encuentra en alto riesgo dado que muchos de sus hablantes en el norte de México y el sur de Estados Unidos han sido desplazados e incluso objeto de campañas de aniquilación que les han llevado a conformar y habitar reservas para sus pueblos.