Nikola Jokic tuvo dificultades para decidir cuál había sido la mejor jugada del encuentro.
La primera candidata fue una en que el argentino Facundo Campazzo envió un pase hacia atrás y entre las piernas para que Monte Morris encestara en bandeja. La segunda fue una cátedra de drible por parte de Bol Bol, entre un extremo y otro de la cancha, antes de que el pívot rematara de forma espectacular.
“Las dos fueron bonitas”, dijo Jokic, ante las dificultades para contestar.
Tampoco Oklahoma City tuvo muchas respuestas ante los Nuggets.
Jokic sumó 27 puntos y 12 rebotes antes de irse a descansar el martes, en el partido que Denver ganó por 119-101 ante el Thunder.
Completamente afeitado y con un nuevo corte de cabello, Jokic repartió seis asistencias antes de irse a sentar a la banca junto al resto de los titulares en el cuarto periodo.
El suplente Monte Morris agregó 15 unidades y Paul Millsap terminó con 13 tantos y 12 tablas. Los Nuggets llegaron a seis triunfos en casa ante el Thunder.
La victoria representó una inyección de confianza para los Nuggets (7-7), que han atravesado dificultades después de que avanzaron a la final de la Conferencia Oeste la temporada pasada en la “burbuja” de la NBA. El partido se avizoraba tan importante que el coach de Denver George Karl publicó en redes sociales antes de que éste comenzara: “Es temprano en la temporada para decir esto, pero el juego de los Nuggets ante el Thunder lo ‘tienen que ganar’ los Nuggets”.
El Thunder jugó primera vez desde el viernes, cuando derrotó en tiempo extra a Chicago. El duelo del domingo ante Filadelfia fue pospuesto debido a que los 76ers no tenían los ocho jugadores requeridos por la liga para proceder con el encuentro, por el rastreo de contactos con personas infectadas de coronavirus.
AP
