La diputada federal María Rosete (PT) aseguró que se viven momentos decisivos de transformación en México y para convertirlo en un país con rumbo y certidumbre, es prioritario que el centro de todas las políticas públicas que se promuevan, sea a favor de las mujeres mexicanas.
En un comunicado, la legisladora aseveró que las y los representantes populares tienen la gran responsabilidad de trabajar y seguir brindando las herramientas legales que garanticen al sector femenino seguridad y oportunidades de progreso.
“Ser mujer no debe implicar desigualdad en posibilidades, ser mujer no debe significar vivir con miedo a las múltiples violencias”, insistió. Para ello, la congresista por la Ciudad de México consideró fundamental seguir impulsando acciones contra la violencia que sufren las mujeres, misma que es una constante que se replica en diferentes formas y las perjudica gravemente en su desarrollo.
La parlamentaria petista ejemplificó como la violencia sexual, además de expresar las grandes desigualdades, es una problemática que debería atenderse de urgencia y como un asunto de salud pública, toda vez que México ocupa el primer lugar en el mundo en embarazos de adolescentes y la mayoría de estos se dan a consecuencia de abusos y agresiones sexuales.
Denunció que nuestra nación cuenta con el mayor número de casos de menores de edad embarazadas y al día de hoy los procesos judiciales carecen de perspectiva de género; la discriminación subsiste en la investigación e impartición de justicia hacia las mujeres, pese a que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha emitido criterios de obligación y observancia general y aunado a lo anterior, todos los días, diez mujeres no regresan a casa.
“Construyamos una patria que valore a la madre que busca justicia por su hija desaparecida; a la maestra que exige condiciones laborales dignas; a las trabajadoras que demandan un mejor salario; a las activistas por los derechos; a la líder indígena que defiende sus raíces y protege el medio ambiente; a la periodista que decide no callarse. Hasta que la dignidad sea una costumbre”, concluyó.
